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Entendiendo mi ansiedad.


Todos sentimos ansiedad y estrés de vez en cuando. Hay situaciones que suelen despertar sentimientos de ansiedad como, por ejemplo, cumplir con entregas a corto plazo, obligaciones sociales importantes o conducir con mucho tránsito, por decir algunos. Esta ansiedad leve puede ayudar a mantenerlo alerta y concentrado para enfrentarse a situaciones amenazadoras o difíciles.
Pero las personas que sienten temor extremo y preocupaciones que perduran pueden estar lidiando con trastornos de ansiedad.
La palabra ansiedad viene del latín anxietas, anxietatis, cualidad o estado del adjetivo latino anxius (angustiado, ansioso). Este adjetivo se relaciona con el verbo angere (estrechar, oprimir), de cuya raíz también nos vienen otras palabras de origen latino como ansia, angina, angosto, angustia y congoja. La raíz griega significa “yo estrangulo”. En el sentimiento indefinido de angustia aparece, como nota dominante, esa sensación de opresión que se refiere habitualmente a la región precordial”.
Te falta el aire… no puedes dejar de comerte las uñas… abres la nevera cada dos minutos y siempre encuentras algo nuevo para comer… te cuesta mucho conciliar el sueño ¡y ni que hablar de concentrarte en tus tareas! Estos síntomas son típicos de un episodio ansiedad. Pero de que te estas estrangulando, la ansiedad viene por emociones no expresadas, por opresión o fingir lo que no eres, la ansiedad no es más que el síntoma al verdadero problema.
Los síntomas de ansiedad reflejan conflictos sobre temas existenciales, es decir, aquellos temas que son forzosos a todos por el simple hecho de que estamos en este mundo, y que son piezas fundamentales del sentido de nuestra vida. Tales como la muerte, las pérdidas, la enfermedad, el sufrimiento, la trascendencia, la libertad, el compromiso, la independencia, la autorrealización, responsabilidad, entre otros.
Estos temas no enfrentados y resueltos, pueden conducirnos a experimentar problemas de ansiedad, ya que de alguna manera expresan límites propios de nuestra condición humana, que podemos vivir como una amenaza. Como, por ejemplo, la enfermedad o la muerte, que nos enfrentan a nuestra vulnerabilidad y al hecho de que no podemos vivir para siempre. Además, éstos suelen llevarnos a tener que dar respuestas inevitables y tomar decisiones que nos hacen madurar, pero que pueden llevarnos al fracaso.
“La ansiedad es insatisfacción estancada, descubre qué es lo que te prohíbes satisfacer, y hazlo.”
Alejandro Jodorowsky
Cuando padecemos algún problema de ansiedad, más allá de ser producto de una rutina muy colapsada, malos hábitos de sueño o algún evento puntual que nos demande demasiado, puede ser una llamada de auxilio más encubierta sobre alguno de los temas fundamentales de nuestra vida. Al ser éste el posible problema de fondo, es necesario atenderlo, de lo contrario, seguirá buscando manifestarse a través de ésta u otras vías.
No nos quedemos sólo con que éste es un problema bastante desagradable, sino que puede ser una oportunidad de enfocarnos y atender temas pendientes de nuestra vida, que nos harán crecer y madurar.
El hacernos conscientes de qué puede intentar decirnos nuestro cuerpo y a darle significado, ya es un paso muy importante para resolverlo. Podemos ponernos en marcha para aprovechar esta oportunidad, en compañía y apoyo de un psicólogo y/o a través de otras alternativas que nos ayuden en este crecimiento. No lo dejemos pasar y saquémosle provecho a la ansiedad.
En medio de la dificultad, reside la oportunidad. Albert Einstein

Lic. Gabriela Castillo Camacho

Psicóloga